El 90% de las personas que vienen a hacerse una lectura de Registros Akashicos Madrid (confieso que en mis comienzos yo también) necesitan seguridad.
Cuando nos introducimos en el mundo espiritual y nos aprendemos muy bien la teoría eso de que “somos una chispa Divina, viviendo una experiencia humana y blá, blá blá… “ accedemos a los Registros Akashicos en busca de Seguridad.
Los Registros Akashicos están diseñados para impulsarnos en nuestro proceso creativo. Son una maravillosa herramienta que nos ayuda a entender el mecanismo de nuestras elecciones y sus consecuencias, a saber cómo crear las consecuencias que deseamos (tener un buen trabajo, dejar de sufrir, mejorar nuestra salud, viajar, una pareja…). En el momento que entiendes cómo has llegado hasta donde estás, por qué se repiten una y otra vez los mismos patrones en tu vida, en ese momento es cuando la rueda de la fortuna comienza a girar a tu favor.
Pero a pesar de hacer miles de cursos, leer una montaña de libros, hacernos varias lecturas y cursos de Registros Akashicos … sentimos que nos sigue faltando algo.
Y te voy a explicar el secreto de por qué no alcanzas tus metas (o por qué yo no las alcanzaba en su día):
El mayor don que tenemos en nuestra vida es nuestro libre albedrío. En los Registros Akashicos, nuestros maestros, guías y seres queridos (o seres de luz o como los quieres llamar), reconocen nuestro pleno control sobre nuestras experiencias. Sí, lo lees bien, tú y sólo tú tienes el control sobre tu vida pero a veces es más cómodo echarle la culpa a causas externas (padres, jefes, parejas, enfermedad, al barrio donde nos hemos criado…). Nosotros hacemos las elecciones y creamos consecuencias. Las riendas de nuestra vida las tenemos nosotros, no unos señores con túnicas, largas melenas rubias y ojos azules (como los que vemos en los cuadros).
Atraer abundancia a tu vida depende de ti; la esencia de tu abundancia es tu libre albedrío, tu capacidad de elegir. Cuando eres consciente de que quien controla tu vida eres tú, comienzan a abrirse puertas hacia cualquier cosa que quieras crear.
Pero nosotros necesitamos seguridad, queremos hacer las elecciones “correctas”, ¡no vayamos a meter la pata! Queremos hacer elecciones que 1) nos alejen de consecuencias desagradables. 2) nos lleven donde queremos ir.
Y por eso echamos mano de recursos como los Registros Akashicos, para averiguar qué elecciones hacer. ¡Y hasta ahí todo muy bien!
Pero el problema surge cuando convertimos los Registros Akashicos – o una panda de guías espirituales, o seres de luz, incluso Dios – en una autoridad externa que nos dice qué hacer paso a paso, y así estaremos a salvo. Y nos surgen preguntas como: “Decirme cómo crear esto que quiero (pareja, trabajo, negocio, viaje, hijo…)” esa es la trampa en la que caemos la mayoría en nuestros inicios en el mundo espiritual.
Entender de verdad la calidad de nuestras elecciones y cómo crear nuestras consecuencias es completamente diferente a pretender que los Registros Akashicos NOS DIGAN qué elecciones hacer.
Entonces, te preguntarás ¿y cómo me puede ayudar una lectura de Registros Akashicos? pues haciéndote ver y comprender por qué estás donde estás aquí y ahora; por qué una y otra vez das con el mismo perfil de personas y/o situaciones y/o pensamientos que te hacen sufrir. Y esas situaciones, pensamientos erróneos y/o personas son consecuencia de ciertas elecciones que has ido haciendo a lo largo de tu vida.
Así que tus elecciones y consecuencias, son sólo tuyas y nada más que tuyas.
El don del libre alberdío es la esencia de la propia abundancia… Aquí está el secreto. Si estás experimentando CUALQUIER carencia en cualquier área de tu vida pregunta dónde cediste tu libre albedrío, a quién confiaste las riendas de tu vida.
Quizás hayas confiado tu libre albedrío a un grupo social, a tu sector laboral, a los expertos que te dicen cómo comer/vivir de manera sana, a tu jefe, a un concepto arquetípico de padres o pareja, o incluso a tu propio Ser Superior.
Cuando crees en ti y en tu libre albedrío, generas tu propia realidad, accedes a mucha más felicidad de la que creías que existía.
