Nuestra MENTE es nuestra peor enemiga, ya que a veces nos pone zancadillas, provocándonos sufrimiento que literalmente nos «envenena la sangre». Producto de ese envennaiento es el cortisol u hormona del estrés, que debilita nuestro sistema inmune, produce depresión, cansancio, hipertensión y un largo etcétera … En el momento en que conseguimos controlar nuestra mente y liberarnos del sufrimiento que nos produce el enfado, los miedos, apegos, etc… se produce el desbloqueo y la sanación física y mental.
En una persona sana la energía fluye de manera armoniosa por nuestro cuerpo físico a través de los chakras. Esa fuerza energética nutre nuestros órganos, células y tejidos, regulando las funciones vitales. Ante excesos físicos, emocionales y mentales, se generan «nudos» o bloqueos energéticos que interrumpen el flujo normal de la energía vital, originando una disfunción de los órganos, causando un desequilibrio o enfermedad.
Por ejemplo, si tenemos un problema con el trabajo (relacionado con el plexo solar) que no queremos o podemos afrontar, el chakra se bloquea y hace enfermar los órganos y charkras alrededor (el famosos nudo en el estómago).
Ante esta situación, la energía sanadora de Reiki ”desbloquea” ese chakra, liberando la energía estancada y nos ayuda a afrontar el problema. Y nuestro organismo generará serotonina u hormona de la felicidad; se fortalece nuestro sistema inmune, nos da fuerza y alegría de vivir, etc, etc…
El Reiki es una herramienta de crecimiento personal que no sólo elimina un malestar, síntoma o dolor sino que te ayuda a llegar a la causa de dicho malestar y modificar el patrón de conducta o pensamiento que lo estaba provocando. Te recuerdo que el Reiki no es sustituto de ningún tratamiento médico y/o psicológico y según el grado de nuestro sufrimiento (depresión profunda, ansiedad, etc…) también es conveniente pedir ayuda a un psicólogo o de tu médico.